Eso duele.
Supongo que a veces, cuando arriesgamos por alguien, por algo, pensando en que esta vez sí que saldrá bien... Nos exponemos a algo llamado: DAÑO.
También supongo que aquello de ir rápido, sin frenos, finalmente nos lleva a estamparnos, de cara a la pared.
Y ahora me pregunto... ¿Porqué fui tan rápida? ¿Porqué di tanto en tan poco tiempo?
Por suerte, son preguntas que no me llevan a otras, estas me llevan a la respuesta de que a veces el querer no entiende de velocidad, ni de cantidad...
Es como firmar un contrato, y así, a lo loco, lo firmas, confirmando así que a partir de X momento vas a querer, y lo vas a hacer bien.
Eso sí... Con las prisas, la ilusión, y todo eso...
Olvidas leer la letra pequeña, sí, esa... dónde pone la ostia que te vas a pegar.
Lo olvidé, olvidé leer a qué me arriesgaba, a lo que me enfrentaba.
Lo olvidé...
Y con las manos vacías, resulta que así es como finalizan ciertas historias.
Resulta que así es como nos dejan cuando damos tanto y recibimos tan poco.
Esta claro que cuando llevábamos tanto amor guardado dentro, tantas caricias, tantos besos, y sobretodo tanto amor... Cuándo creemos que llega alguien especial, le entregamos todo esto, a lo loco, sin temer si esa persona va a saber valorarlo como tu esperas, sin saber si eso va a ser recíproco, sin saber que finalmente te quedarías con...
Esta claro que cuando llevábamos tanto amor guardado dentro, tantas caricias, tantos besos, y sobretodo tanto amor... Cuándo creemos que llega alguien especial, le entregamos todo esto, a lo loco, sin temer si esa persona va a saber valorarlo como tu esperas, sin saber si eso va a ser recíproco, sin saber que finalmente te quedarías con...
Con las manos vacías...
Y ahora, lo difícil va a ser volver a recoger las ruinas de este desastre, y volver a hacer que todo esté como antes.
Y ahora, lo difícil va a ser volver a recoger las ruinas de este desastre, y volver a hacer que todo esté como antes.
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